No soples.
Nos ha sucedido a todos. Estás en casa o en la calle y, de repente, una basurilla se te mete en el ojo. Es incómodo, pero generalmente no dura mucho. Lo más habitual es que sea una pestaña o un trozo de legaña seca que acaba por salir de forma natural, sin problemas, al poco tiempo.
Sin embargo, en raras ocasiones el cuerpo extraño resulta ser una partícula de tierra o de espuma que andaba flotando en el aire o un pedacito de vidrio o de madera que el viento trajo de una obra. Cuando sucede esto, el asunto se puede complicar. El ojo reacciona de una forma más agresiva, se pone rojo y empieza a lagrimear. Trata de expulsar al cuerpo extraño por la sencilla razón de que puede ser peligroso: puede rayar la córnea, ocasionar úlceras e infecciones, e incluso, en los casos más graves, provocar la pérdida de la visión.
En cualquier caso, sea una simple pestaña o una sustancia exógena potencialmente agresiva lo que se le introduce a alguien, la reacción inmediata de su acompañante suele ser soplarle en el ojo. Y es un error. La boca contiene muchas bacterias y, al soplar, podemos ocasionar una infección, además de que sólo conseguimos que la mugre se adhiera más. También es desacertado frotar el ojo, puesto que podemos erosionar la córnea. E intentar sacar el cuerpo con un pañuelo, ya que sólo conseguiremos pegar más la basurilla a la superficie del globo ocular y dejar fibras que empeorarán la situación.
¿Cómo lo retiramos entonces?
Lo más indicado es parpadear varias veces hasta conseguir un alivio. Otra opción es utilizar gotas de lágrimas artificiales, para que la basurilla se mueva y salga por sí sola. Y también exponer el ojo a un flujo continuo de agua, procurando que esté a temperatura ambiente y purificada.
Si hecho esto, no hay una mejoría, hay que acudir a un centro médico, o a cualquiera de nuestras ópticas, si tienes una cerca. Allí te atenderemos con mucho gusto y resolveremos cualquier duda que tengas sobre esto o cualquier otro asunto oftalmológico que te preocupe. Te esperamos.