Dormir con lentillas: ¿pesadilla para los ojos?
Dormir con lentillas ha sido siempre considerado una costumbre perjudicial para la salud de los ojos. Quien se ha quedado dormido alguna vez con las lentillas puestas conoce perfectamente lo desagradable que es despertarse con la sequedad y el picor en los ojos y las lentillas pegadas como un adhesivo plástico. Cuando ésto sucede, es inevitable pensar que los ojos han sufrido una agresión. Y eso es cierto. Dormir con las lentes de contacto puestas, si no son las adecuadas, es una fuente de dificultades para nuestros ojos: además de causarles sequedad, puede causar infecciones e inflamaciones en la córnea, así como un crecimiento excesivo de los vasos sanguíneos debido a la falta de oxígeno que sufre el ojo.
Sin embargo, estos problemas suceden sólo si las lentillas no son las específicas para un uso permanente. Y se pueden evitar fácilmente.
Es verdad que los primeros materiales utilizados en la fabricación de las lentes de contacto no permitían, en ningún caso, mantener los ojos cerrados durante mucho tiempo. Pero los productos que se han ido diseñando con posterioridad, como el hidrogel de silicona, ya permitían específicamente dormir con las lentillas puestas hasta 30 noches seguidas. Y la ciencia sigue avanzando. Actualmente, la investigación de los laboratorios está desarrollando materiales muy sofisticados, que contienen un 48% más de agua y hasta 8 veces más oxígeno que las lentes de hidrogel tradicional.
No, efectivamente, dormir con las lentillas puestas ya no es ninguna pesadilla.
Si tus lentillas no son específicas para un uso permanente y algún día te quedas dormido con ellas puestas, hidrátalas con suero fisiológico antes de intentar retirarlas. Si no tienes suero fisiológico, puedes utilizar una solución única. Y si no desaparecen las molestias después de quitarlas, consulta a nuestro profesional.
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