Cambios en la visión por el embarazo.
¿Me va a subir la graduación por culpa del embarazo?
Esta es una de las primeras preguntas que hacen las mujeres embarazadas cuando llegan a la consulta.
Son muchos, los cambios que experimenta el cuerpo de una mujer cuando está embarazada (hormonales, hematológicos, metabólicos, cardiovasculares e inmunológicos). A nivel ocular se pueden clasificar en 3 grupos los cambios producidos.
1. Cambios oculares fisiológicos del embarazo.
Son aquellos que se le atribuyen sólo al embarazo y no se consideran patológicos.
Los más frecuentes son los cambios de refracción (graduación) y acomodación (enfoque), originados por la retención de líquidos en córnea y cristalino que aumentan de grosor y se resuelven alrededor de las 6 semanas postparto.
Los trastornos corneales pueden variar y presentarse con diversas consecuencias como la disminución de la sensibilidad corneal a partir del 4º mes y recuperándose unos dos meses después del parto, el aumento de grosor corneal debido a la retención de líquidos; esas modificaciones suelen volver a los valores normales al terminar el período de lactancia.
Fluctuaciones de la película lagrimal, lo cual junto con los cambios mencionados en la córnea puede empeorar la tolerancia al uso de lentes de contacto y a que la calidad visual pueda empeorar.
2. Alteraciones patológicas que aparecen durante el embarazo.
Se consideran que son causadas por el embarazo o inducidas y asociadas con el mismo.
Las más comunes son la acumulación de fluido en la retina afectando notablemente la visión central (corioretinopatía serosa central) que al término del embarazo se resuelve sola y puede repetirse con embarazos posteriores. Debido a los vómitos, tos e incluso esfuerzo en el parto, los pequeños vasos sanguíneos que se encuentran en la retina, pueden sufrir y producir hemorragias (prerretinianas y retrohialoideas). Aunque la incidencia es de 0,7 por cada 100.000 habitantes, hay que mencionar al cáncer (Melanoma Uveal) que se asocia a una mayor pigmentación del organismo de la madre por la presencia de mayores niveles hormonales en todo el cuerpo. En los casos ya diagnosticados puede favorecer el crecimiento sin repercutir con metástasis al feto.
3. Agravamiento por el embarazo de enfermedades oculares previas.
Principalmente retinopatía diabética, tumores y alteraciones inmunológicas cuyo curso pueden modificarse evidentemente durante el embarazo.
Las mujeres diabéticas que se quedan embarazadas, deben llevar un control riguroso del nivel de azúcar en sangre.
Como conclusión, podemos decir que existen riesgos de que la visión se pueda alterar en el embarazo, pero el porcentaje de los cambios no es alto y muchos desaparecen a lo largo del postparto. Es recomendable acudir al óptico optometrista si se observa algún síntoma como visión borrosa, hipersensibilidad a la luz, visión doble, pérdida temporal de la visión, ver manchas o destellos de luz en su campo visual… y éste tras una exploración le remitiría al médico especialista si fuese necesario.