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La contaminación acústica es un problema, especialmente en el llamado primer mundo, donde nos enorgullecemos de situarnos a la vanguardia de todo. También estamos en primera línea de incomodidades que hacen nuestra plácida vida mucho más incómoda. Parece mentira la cantidad de estímulos innecesarios a los que estamos expuestos sin caer en la cuenta de ello. Por ejemplo, el ruido. Para comprender esto en toda su esencia un bonito experimento es irse un fin de semana a una casa rural en medio de un valle. A ciertas horas, hasta los grillos duermen. Es en ese momento cuando los menos acostumbrados a la naturaleza empiezan a transpirar aterrorizados creyendo que se han quedado sordos de repente. No, tranquilos. Más bien se trata de todo lo contrario: estás escuchando el sonido del silencio, que dirían los amigos Simon & Garfunkel.
¿Has pensado alguna vez que en Navidad los ruidos se multiplican una barbaridad? Pues sí. Así que desde Zamarripa Ópticos te recomendamos que durante estas fiestas prestes una atención especial a tus oídos.
Sobreexposición sonora
Villancicos por megafonía en los mercados y en los bares, la música de las ferias de los más pequeños, zambombas, panderetas y silbatos, los que felicitan las fiestas a golpe de bocinazo… Sí, de acuerdo, tampoco hay que ponerse dramáticos en exceso. La enumeración es simplemente para poner sobre el tapete la cantidad de ruidos extra que llegan de repente por Navidad. Pero si lo anterior te parece a primera vista inofensivo, ¿qué opinas de los petardos y los fuegos artificiales?
La intensidad de sonido que alcanzan estas explosiones aparentemente controladas llega a los 140 decibelios. Según la OMS, el límite de ruido diurno no debe superar los 65. Y por si eso no resultara alarmante, aquí viene lo que nos preocupa a los especialistas en salud auditiva: 85 decibelios es la frontera a partir de la cual pueden darse lesiones auditivas irreversibles.
Juguetes ruidosos
Precisamente hay juguetes de marcas muy conocidas que llegan a alcanzar más de 100 decibelios. Como acto de prevención, te recomendamos enseñar a tus hijos que no se lleven objetos ruidosos a los oídos y, por supuesto, en estas fiestas estar oído avizor a los juguetes que vamos a regalar.
En cuanto al resto de circunstancias, sigamos el sentido común: alejémonos lo más posible del foco de ruido, físicamente e incluso con tapones si es preciso. No demos por hecho que el ruido ha de formar parte de nuestra vida. Y, por supuesto, consulta todas tus dudas con los profesionales de Zamarripa. Cuidamos de tu vista y de tu oído, también en Navidad.