La alegría de Baye Laye.
A veces, la cosa más pequeña da sentido a las cosas más grandes. Tal vez hayamos estudiado óptica y audiología varios años, y hayamos dedicado nuestro esfuerzo y dedicación a esta actividad durante toda nuestra vida, para hacerle ver y hacerle sonreír a Baye Laye.
Baye Laye es un senegalés, discapacitado físico, que se mueve por los alrededores de su casa en una rudimentaria silla de ruedas de madera. Baye Laye apenas puede ver. Tiene una gran graduación en los ojos, y Amaia Alonso, una joven navarra que colabora habitualmente con diferentes proyectos de cooperación y de ayuda humanitaria en Senegal, nos pidió ayuda a través de la Asociación Jerefef (significa gracias en el idioma Wolof, de Senegal). Nosotros le enviamos unas gafas de sol graduadas y otras con cristales normales.
Amaia nos ha respondido. Nos ha mandado unas fotos de Baye Laye y nos ha contado la enorme felicidad que sienten él y su familia. Dice que no se puede explicar el momento en que Baye Laye se puso las gafas, miró en todas direcciones y abrió bien los ojos porque podía volver a ver. Una sensación increíble, dice.
Tal vez no se pueda explicar. Tal vez no hay palabras para expresar la alegría de un hombre que recibe un pequeño regalo, llegado desde otro continente, que sirve para ver todo de otra forma. En Senegal, como en Tudela, como en cualquier lugar del mundo, una cosa pequeña le da a veces sentido a todas las cosas grandes.